Buriticá es un pueblo de pesebre, un conjunto de casas de dispersas en el recodo de una ladera, un conjunto asimétrico , anárquico como si alguien desde el Alto de San Antonio hubiera tirado al aire un puñado de granos y en el lugar donde cayó cada uno construyeron una casa.
Las coloridas fachadas de las casas le dan un aire alegre a este municipio del Occidente, rico en atractivos naturales y fiestas culturales. Fue fundado en 1614 y lleva en su memoria historias indígenas de Nutabes y Tahamíes. Sus reservas ecológicas, como La Guacarna y el Alto del Chocho, y las quebradas con piscinas naturales son de los atractivos que más frecuentan residentes y turistas.