Entre la topografía quebrada del Norte, Briceño guarda el recuerdo de los arrieros. Aún pasan las mulas, únicas capaces de retar los agrestes caminos, cargando sus productos agrícolas. En esta localidad es reconocido el trabajo del talabartero, el artesano, el campesino. Donde el tiempo parece haberse detenido, tal vez, a admirar desde este mirador natural la exuberancia del paisaje antioqueño. Habitantes y turistas frecuentan las piscinas que se forman en áreas naturales, en especial los del Espíritu Santo, ubicados a apenas media hora del casco urbano.
El municipio de Briceño cuenta con una topografía quebrada y de altas pendientes, hacia el occidente en dirección oriente se desprende un ramal de la Cordillera Central y otro ramal cruza el municipio en el sentido sur-norte. Toda su geografía conforma balcones naturales, de forma que se disfruta al contemplar un territorio de bellas formas.