En una cumbre de la Cordillera Central se posa este pequeño pueblo. Las hojas de los numerosos árboles de yarumo generan una imagen que antaño decían se parecía a un paisaje compuesto por bolas de mantequilla, de allí el apelativo de “Armenia Mantequilla”. Esta es la tierra de las canastas de bejuco, la talla en madera, las bateas para lavar oro y los miradores, desde donde se aprecian en su dimensión los cañones formados por la quebrada geografía de la Cordillera, además de divisar parte del recorrido del río Cauca a su paso por entre tierra antioqueña.